La situación actual en la que nos encontramos causada por la crisis del Coronavirus va a provocar otra realidad desalentadora: la de los concursos de acreedores de empresas que no han podido superar la crisis económica que se nos viene encima.

Algunos datos estiman que se producirán hasta 50.000 concursos de acreedores en lo que queda de 2020, donde la mayoría de ellos serán Pymes y autónomos.

Pero, ¿cómo estaba la situación hasta ahora? ¿Estas estimaciones son realistas?

En PiperLab, en colaboración con Surus, entidad especializada en subastas extrajudiciales, hemos querido analizar la situación de los concursos de acreedores en España, partiendo de su evolución de los últimos años y planteando posibles escenarios por el impacto que tenga la crisis originada por el coronavirus.

La Ley Concursal (Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal) que entró en vigor el 1 de septiembre de 2004, establece la normativa que regula el procedimiento concursal de toda clase de deudores. De tal modo, que desde 2005 disponemos de datos de años completos.

Por otro lado, también disponemos de otra fuente importante de datos como es el INE, donde pueden obtener los datos trimestrales o anuales del número de concursos por provincias y categorizados por distintos aspectos, tales como el tipo de concurso, clase de procedimiento o naturaleza jurídica, entre otras.

 

En PiperLab hemos querido analizar la situación de los concursos de acreedores en España, partiendo de su evolución de los últimos años y planteando posibles escenarios por el impacto que tenga la crisis originada por el coronavirus.

 

La siguiente gráfica recoge la evolución, año a año, del total de concursos solicitados en España:

 

Asimismo, disponemos de información acerca de los tiempos medios de duración de los procedimientos judiciales a partir de 2009

 

Durante la última década no han hecho más que aumentar los tiempos necesarios para resolver los concursos, indicador claro de saturación de los Juzgados de lo Mercantil.

Es evidente que durante la última década no han hecho más que aumentar los tiempos necesarios para resolver los concursos, indicador claro de saturación de los Juzgados de lo Mercantil.

Es importante notar que la relación entre nuevos concursos y crecimiento de los tiempos medios no es directa en el mismo año del dato, ya que los primeros corresponden al momento del inicio del procedimiento, y los segundos solo pueden calcularse tras su conclusión, por lo que existe un desfase.

Lógicamente, este desfase es cada vez mayor si sigue aumentando el nivel de saturación. Los concursos que se inicien en 2020, si se mantuviese el dato de 2019, acabarían, en promedio, en 2024 o 2025, pero la propia tendencia ya indica que será aún más tarde si no cambia nada.

En PiperLab nos hemos preguntado qué puede pasar este año y durante el 2021 por el impacto del coronavirus. Es importante hacer hincapié en que no tratamos de predecir cuántos concursos se producirán, porque no hay suficiente información a día de hoy para realizar con ciertas garantías una previsión como esa. Lo que sí podemos hacer es presentar diferentes escenarios y estimar el impacto que tendría cada uno de ellos en la situación de los Juzgados Mercantiles.

Después de una guerra de 50 años, es tarde para los tribunales ...

Partiendo de los datos presentados anteriormente y de la información de 2019 presentada en esta infografía realizada por Surus sobre la situación de los Juzgados Mercantiles, analizamos cuánto tendría que aumentar la productividad de los juzgados (entendida de manera simplificada como el número de concursos que cierran por año) o en qué medida deberían reducirse los tiempos de los concursos para mantener el escenario actual, que ya hemos visto que no es bueno porque está aumentando la saturación.

Durante 2019 se cerraron 5.141 concursos en 90 juzgados que hay en España. Sin embargo, quedaron abiertos 15.930.

En un escenario base, en el que supongamos que no existe el coronavirus o que no fuera a tener ningún impacto, es esperable que suceda lo siguiente:

 

En primer lugar, estimamos un escenario de impacto “similar” al que tuvo la crisis de 2008, en el que los nuevos concursos se incrementaron un 187,53% respecto a 2007 y un 87,90% más al año siguiente. No consideramos directamente los porcentajes porque en 2007 partíamos de un escenario en el que el número de concursos era mucho menor que ahora, quizás influido también porque la Ley Concursal llevaba relativamente poco tiempo en vigor. Además, si consideramos que, dado que la crisis de 2008 empezó cerca del final de año y esta del coronavirus está siendo al principio, tampoco será igual el reparto entre 2020 y 2021 de los nuevos concursos. Teniendo en cuenta estas observaciones, nos encontraríamos ante la siguiente situación:

*Cuántos años se tardaría en concluir los concursos que quedan abiertos al final de ese año, suponiendo que se mantiene la productividad mencionada de 5.141 concursos cerrados al año y que no entrasen más concursos nuevos.
**Cuántos juzgados serían necesarios para mantener el escenario base sin impacto. Se asume una productividad similar a la de 2019, es decir, unos 57 concursos cerrados por juzgado al año.
***En qué medida deberían reducirse la duración media de los concursos para conseguir cerrar todos los concursos abiertos (si no entrasen nuevos) en el mismo tiempo que en el escenario base sin impacto.

Si consideramos un escenario 4 veces peor que 2008, los nuevos concursos en 2020 se              situarían en el orden de magnitud de algunas publicaciones recientes que apuntan a unos 40.000 o        50.000 concursos. La tabla completa, de manera similar al escenario anterior, quedaría así:

 

 

La siguiente gráfica recoge los 3 escenarios:

La situación, por tanto y, de partida, no es nada alentadora. De hecho esta misma semana se plantea un nuevo Decreto con el objetivo de, de alguna manera, aliviar este colapso previsto en juzgados.
Desde PiperLab nos planteamos algunas preguntas más allá de entrar en el propio procedimiento administrativo / consursal:
·      Se podría anticipar realmente el colapso en base al análisis de datos?
·      Se podría optimizar el proceso mediante el análisis de los datos?
·      Se podrían clasificar de forma automática los expedientes para acelerar parte del proceso?
·      Se podría dar más visibilidad de la situación real de cada uno de los expedientes con datos?
·      Se podría, incluso, modificar el propio procedimiento aplicando técnicas de machine learning e inteligencia artificial?
Es una reflexión más, en un momento como el que estamos viviendo, en el que se ha demostrado que la inversión en tecnología debe ser una prioridad, y más aún, en plena era del dato.