La paternidad/maternidad es uno de los cambios más significativos en la vida de una persona, pasas de ser independiente y responsable sólo de ti mismo a tener que cuidar de un ser humano en miniatura completamente indefenso e incapaz. Es mágico y a la vez cansado y frustrante. Y cada persona lo afronta y se adapta a su manera, porque hay muchos estilos de crianza, pero ¿qué pasa cuando es un data scientist quien tiene un bebé? Pues, al menos en mi caso, me obsesioné con registrar en una aplicación cada biberón y cada pañal con el objetivo de asegurarme de que mi pequeña no pasaba hambre, de que dormía suficiente, cuanto peso ganaba, etc. Y, por supuesto, me puse a sacar defectos del dashboard que proporcionaba la aplicación. Así que, como buena data scientist, cuando me he visto con meses de datos acumulados he sentido la necesidad de analizarlos.
1. Un bebé en cifras
Todos sabemos que tener un bebé, especialmente cuando es un recién nacido, requiere de mucho tiempo y sacrificio. Pero ¿cómo se traduce esto en cifras? Esto es lo primero que me sorprendió:
- En el primer mes de vida le dimos 188 biberones. ¡Y en el total de los 7 meses le hemos dado un total de 1.430!
- El 22% de estos biberones fueron nocturnos, es decir, entre las 11 de la noche y las 8 de la mañana.
- Estos biberones acumulan casi 174 litros de leche consumidos.
- Hemos cambiado 1.499 pañales. De los cuales 144 fueron durante la noche. Las estimaciones que he encontrado por internet rondan los 2.200 pañales durante el primer año de vida, así que, puesto en perspectiva con respecto a la media, no resultan ser tantos.
- El coste medio mensual de pañales y biberones ha sido de unos 180€.
No puedo dar datos similares con respecto a su sueño porque no empecé a registrarlo hasta que cumplió los 2 meses, pero en estos últimos 5 meses:
- Ha dormido de media 14.2 horas al día.
- De las cuales, 10.2 han sido durante la “noche”
2. ¿Qué supone la alimentación de un bebé?
Como hemos visto, alimentar a un bebé requiere tiempo, sobre todo los primeros meses. Los primeros 2-3 meses son intensos, con una media de más de 8 biberones al día. A partir del cuarto mes, la cosa va mejorando hasta bajar a los 4-5 biberones que le dábamos con 7 meses.
También hay algo curioso, y es que a partir del tercer mes se reducen notablemente las tomas nocturnas, de un 30% el primer mes, ya que para un recién nacido no hay diferencia entre el día y la noche, a un 20% en los meses posteriores. No obstante, en el octavo mes parece que vuelve a aumentar este porcentaje, pero esto es debido a que todavía mantenemos una toma por la noche y, al reducirse el número de biberones totales, un biberón supone un porcentaje mayor del total.
Si se observa en el día a día, se ve más claramente como la franja de tomas nocturnas es más ancha durante las primeras semanas y luego oscila entre una o dos. En la gráfica diaria también se observa que los primeros 3 meses son una especia de caos difícil o imposible de predecir, es decir, no había dos días iguales, ni un patrón u horario de alimentación. A partir del tercer mes las oscilaciones en el número de biberones de un día a otro se van estabilizando.
Otra cosa que me sorprendió enormemente es la cantidad de leche que son capaces de ingerir siendo tan pequeños. Por poner un ejemplo, con 9 días de vida se bebió 526ml de leche y pesaba 3.28kg. Asumiendo que la densidad de la leche fuera 1, como la del agua, eso supone que consumió un 16% de su peso! Para una persona adulta de 65kg eso supondrían más de 10kg.
En la siguiente gráfica se observa como los primeros meses comía una barbaridad en comparación con lo pequeña que era. Con el paso de los meses, una vez acumuló una sana capa de grasita, se estabilizó un poco más la cantidad de leche que consumía.
Por último, vamos a aproximar el coste económico de alimentar a un bebé durante los primeros 7 meses con leche artificial. Hay muchas opciones de leches artificiales en el mercado, la que no nosotros elegimos (aunque probamos varias) es una que tiene 800mg y da para unos 5 litros de leche. Dado que consumió 173 litros de leche, esto supone unos 32 botes (aunque en realidad habrán sido más, porque los primeros meses es muy difícil atinar con la cantidad exacta de leche y siempre acaba sobrando). En nuestro caso, cada bote eran unos 25€, por lo que el gasto total de alimentación ha rondado los 800€, más de 100€ al mes. Y eso sin contar que desde los 6 meses empezamos con la alimentación complementaria.
3. El dormir del bebé y el sueño de sus padres
Durante las primeras semanas de vida de un bebé duermen muchas horas al día, a menudo entre 16 y 18 horas. No obstante, rara vez duermen más de 2 a 4 horas seguidas ya que no tienen el ritmo circadiano establecido. Esto hace que su sueño sea errático, por lo que durante los 2 primeros meses de vida no registramos cuando se dormía y despertaba. Pero como le habíamos cogido el gusto a la aplicación, empezamos a registrarlo a partir del segundo mes de vida.
Esto se ve perfectamente reflejado en la siguiente gráfica, en la que se muestra la evolución y la tendencia de horas de sueño diarias desde el segundo al séptimo mes de vida:
Si separamos esas horas de sueño entre siestas y noche, esa tendencia decreciente se observa en las horas nocturnas, dado que cada vez ha ido echándose sientas más largas durante el día.
Y otra observación de la gráfica anterior es que, más o menos en junio se observa una reducción notable en las horas de sueño nocturnas y un aumento en las diurnas debido a la famosa regresión del sueño de los 4 meses. Para los que no estén familiarizados con el término, las regresiones de sueño son periodos en los que el bebé empieza a dormir peor, aumentan los despertares nocturnos, le cuesta más dormirse o rechaza dormir sus siestas en el horario habitual. En nuestro caso, las noches se volvieron cortas, llenas de micro despertares y compensaba el cansancio con más siestas durante el día.
No sé si es algo común, pero este bebé en concreto siempre ha pensado que dormir durante el día, en vez de jugar y ver el mundo es una pérdida de tiempo. No obstante, con mucha paciencia y a base de rutina conseguimos aumentar el tiempo de siestas. En los meses 3 a 5 de vida, esto implicaba muchas siestas cortas al día, de entre media hora y una hora como mucho. Poco a poco, empezó a alargar esas siestas, reduciéndose el número de éstas hasta las 3 diarias al cumplir los 7 meses.
4. Y no hablemos de pañales
Uniendo los apartados anteriores, este es un tema que toca profundamente el bolsillo y el sueño. Lo primero porque los pañales son un desembolso difícilmente evitable, ya que en la alimentación se puede optar por la lactancia materna con un coste cercano a nulo. Y lo segundo porque, al menos en nuestro caso, cambiar el pañal por la noche era sinónimo de despertar a la peque y estar un rato para volver a dormirla.
En la siguiente gráfica se muestra el número de pañales totales cambiados por mes y el porcentaje de estos pañales que fueron nocturnos. Cabe mencionar que su primer mes de vida coincidió que fue en febrero, un mes más corto que los demás y que, durante los primeros días de vida no grabamos los pañales, de ahí que salgan menos pañales que en meses posteriores. Se puede observar una tendencia que fuimos agradeciendo y es que, según iba durmiendo mejor por la noche, también hacía menos cacas por la noche, razón principal por la que había que cambiarle el pañal. Además, entre los cuatro o cinco meses descubrimos unos pañales super absorbentes diseñados para aguantar 12 horas. Así que a partir del sexto mes se nos acabaron los pañales nocturnos.
Continuemos con la parte económica, ¿Cuánto cuesta un pañal? Pues igual que con la leche artificial, depende de la marca, el super y la oferta de turno. Pero como referencia, yo pondré los precios de la marca que nosotros hemos comprado que, de media ha rondado los 30 céntimos por pañal. Por 1.499 pañales… 450€!
5. Conclusiones
Tener un hijo te cambia la vida, es extremadamente cansado y muy caro. Creo que no es algo que no se supiera de antemano, y es una conclusión a la que podría haber llegado sin analizar las cifras exactas. No obstante, este análisis me ha parecido un ejercicio muy interesante para poner en valor el trabajo que supone la paternidad/maternidad durante los primeros meses. Más allá del esfuerzo económico, pone de manifiesto el sacrificio que supone cuidar de bebé pequeño: tomas cada 3 o 4 horas, de día y de noche, lo mismo con los pañales y noches de sueño fraccionadas por los despertares del pequeño.
También he de decir que me he quedado con las ganas de poder analizar algo que nos ha traído por la calle de la amargura los últimos meses: los despertares nocturnos más allá de las tomas de biberón. Pero claro, a las tantas de la madrugada lo último que se piensa es en coger el móvil para apuntar que el bebé ha llorado y ha estado despierto 40 minutos antes de poder volver a dejarlo en la cuna. Tal vez lo intente anotar si tengo un segundo.
Por último, sólo espero que este post no desanime a nadie de tener hijos. A pesar de todo, es una experiencia maravillosa y todo vale la pena cuando ves la sonrisa de tu bebé y les vas viendo crecer y aprender cosas nuevas cada día.